jueves, 26 de junio de 2008

Que los niños se acerquen a leer


El escritor lagunero Jaime Muñoz Vargas

da algunos tips para formar pequeños lectores


Entrevista publicada en El Siglo de Torreón el 12 de noviembre de 2004


TORREÓN, COAH.- La magia empieza cuando se abren las páginas de un libro. Eso lo sabe quien desde pequeño ha conocido este hábito. Pero como en México son pocos los que leen, también son pocos los que saben de esa suerte.

Con la premisa de recordar a la “Décima Musa”, Sor Juana Inés de la Cruz, cada 12 de noviembre se celebra el Día Nacional del Libro, una celebración que debería estar enfocada en los más pequeños.
Porque mucho se dice que ellos son el futuro del país. Entonces, habría que diseñar estrategias de lectura para que no sólo pierdan el miedo a los libros de texto que llevan obligatoriamente a la escuela, sino también para que se acerquen a otros títulos y poco a poco descubran los personajes, lugares e historias inimaginables que se encierran en cada una de sus páginas.
Jaime Muñoz Vargas comparte su opinión con la certidumbre de su experiencia como escritor y catedrático involucrado en el mundo de las letras, y con la seguridad que le dan siete años de práctica como padre.


-Se dice que México es un país de pocos lectores, entonces la alternativa quizás sean los pequeños, ¿cómo hacerle para que los niños empiecen a leer?
-Como dicen los sabios: lo primero es lo primero, hay que tener libros a la mano. No se trata de que los padres adquieran la costumbre de leer, pero sí, al menos, la de comprar libros para sus hijos. La convivencia frecuente, diaria si es posible, con el libro, ayuda a que los pequeños le pierdan el miedo, lo desacralicen y poco a poco le cobren adicción. No hay reglas, no hay fórmulas para construir a un buen lector, pero estoy seguro que una biblioteca personal casera, ayuda mucho al propósito de fomentar el hábito de leer en los hijos.


-Y en ese sentido, ¿qué tipo de lecturas son recomendables para el público infantil?
-En nuestro tiempo hay libros para todas las edades. Antes no había libros para niños de uno, dos o tres años, por ejemplo. Ahora cualquier librería cuenta en sus anaqueles con obras adecuadas para niños de esas edades, libros con páginas gruesas y resistentes, plastificadas, libros con mucha imagen y escaso texto, libros desplegables, libros de hule para que los niños puedan “leer” y jugar mientras se bañan.
Muñoz Vargas añade que si eso ocurre con los pequeños de uno a tres años, es obvio que para los niños de mayor edad también hay una oferta múltiple de materiales. Con esto quiere decir que cambió el concepto de “libro infantil”.
“Antes lo asociábamos a Salgari y a Verne; ahora hay libros tan ingeniosos para los bebés que no es necesario aprender a leer para comenzar a leer”. Asegura que ese público es el más importante: “Si enamoramos de los libros a un niño de dos años, puede suceder que ese lazo ya no se rompa”.


-¿Qué beneficios obtendrá el niño lector en su desarrollo como persona?
-Leer es la diferencia entre entenderse a sí mismo y entender la dinámica del mundo, a vivir casi en la penumbra. El libro aclara, desbroza, genera en la persona una actitud crítica e imaginativa que no producen otros medios de comunicación. Así como vacunamos a los pequeños contra las enfermedades físicas más terribles, una forma de inmunizarlos contra la oscuridad se puede lograr inyectándoles el anticuerpo de la lectura.


-¿Cuáles serían las diferencias del niño que lee, con respecto a aquél que no lee?
-El niño que lee adquiere, para empezar, el hábito de la concentración. Despierta asimismo, más tempranamente, a la crítica y a la autocrítica. Explicar esto es complejo, todo un desafío para la pedagogía moderna, y no se puede simplificar en dos palabras, pero lo cierto es que los libros ayudan a apropiarse del conocimiento con mayor rapidez y, sobre todo, con mayor profundidad. Un niño que lee es un niño potencialmente rico en opiniones propias. Un niño que no lee está casi condenado a ser un adulto dependiente de lo que digan los demás. Por eso el poder suele temerle a la lectura y no la fomenta, o la fomenta parcial e hipócritamente, porque la lectura libera y forma el músculo de la imaginación y del juicio.


-¿Qué hay del fenómeno Harry Potter? ¿Hasta dónde es bueno que el niño se incline hacia este tipo de literatura?
-No está mal para la adolescencia, pero es obvio que su boom obedece más a su hollywoodense mercadotecnia que a su calidad literaria. Eso no es bueno ni es malo en sí mismo; lo terrible sería, en todo caso, fanatizarse con Harry Potter a los 30 años. Esa fantasía estilo Disney es pasable hasta los 13. Para la postadolescencia hay autores de mucho mayor calidad. El ya mencionado Julio Verne es uno de ellos.


Tienes en casa niños, ¿cómo se le hace para tener una niña que no sólo lee, sino también ya escribe libros?
-Tengo tres niñas en casa y las tres tienen a su merced una biblioteca familiar de siete mil volúmenes, de los cuales unos 200 o poco más son apropiados para su edad. Eso no garantiza que serán buenas lectoras, pero al menos ya sé, lo veo todos los días, que los libros son para ellas un objeto de uso cotidiano, tan doméstico como la cuchara o la silla. Ya la llevo de gane: le han perdido el miedo al libro y lo consideran un objeto de uso diario. Veremos qué ocurre en el futuro. En cuanto a escribir, a esa edad cualquier texto escrito por un niño es valioso. Lo único que hice en su momento es diseñar un proyecto de edición; los textos de Renatita estaban allí, a la mano, como los de cualquier otro niño. Lo importante fue añadir a su condición de lectora prematura una especie de plus: el de escritora. Pero como lo digo en el epílogo de aquel librito: sólo el tiempo dirá si continúa o no. Por lo pronto ya sabe lo que es publicar, es decir, también perdió ese miedo demasiado temprano. Todo partió de una pregunta que me asaltó a principios de 2003: ¿los autores de libros infantiles necesariamente tienen que ser adultos? Pues no. Los niños también pueden ser autores de libros para niños, así de fácil.
Y es así que Renata Iberia Muñoz Chapa publicó su primer libro en octubre de 2003, titulado Corazón de Nuez y Otros Relatos, el cual fue presentado en el marco de la Feria del Libro organizada por la Universidad Iberoamericana (UIA) Torreón, que en 2004 brilló por su ausencia.

ALGUNAS RECOMENDACIONES
Títulos para que los niños empiecen a leer:

-Secreto de Familia, Isol.
-El Globo, Isol.
-Cosas que Pasan, Isol.
-Espera un Momento, Anke Kranendonk.
-Mi Papá, Anthony Browne.
-Familias Familiares, Vivian Mansour.
-Los Ángeles de la Guarda, Yassen Grigorov.
-Re Zoom, Istvan Banyai.
-Zoom, Istvan Banyai.
-El Agujero Negro, Alicia Molina.
-Pepe y la Armadura, Juan Muñoz.
-El Grial Oculto, Anthony Horowitz.
-Harvey Ángel, Diana Hendry.
-Alegre Roger y el Tesoro Submarino, Vivian French.
-El Pájaro del Alma, Mijal Snunit.
-Segunda Estrella a la Derecha, Deborah Hautzig.
-Fernanda y los Mundos Secretos, Ricardo Chávez.
-Rabieta Trebejos, Manuel Monroy.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

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