jueves, 26 de junio de 2008

"Volver al pasado" en el Nazas


Un poco de historia del Cine Nazas, convertido en teatro en 2004

Reportaje publicado en El Siglo de Torreón el 1 de octubre de 2004 (Foto Pasión Deportiva)


TORREÓN, COAH.- En tiempos en que el mundo no dejaba de asombrarse con imágenes de las continuas pruebas nucleares, se anunciaba la inauguración del Gran Teatro Cine Nazas.
Ese día, 29 de noviembre de 1952, la nota de ocho columnas fueron las medallas que la Caravana de la Gratitud había otorgado al presidente de la República, Miguel Alemán, por la construcción de la carretera internacional de Occidente, la primera que comunicaría Nogales, Guadalajara y el Distrito Federal.
En interiores, un cartel de media plana anunciaba el programa inaugural con el que el recinto abriría sus puertas, preparado especialmente por las señoras Carmen Pámanes de Haces Gil y Elena Domene de González Cárdenas. En otras páginas, una fotografía de la última prueba atómica en el desierto de Texas llamaba la atención.
Para ese entonces ya funcionaban otros cines, como el Princesa, el Modelo, el Palacio y el Royal, pero ninguno como el Nazas, por eso la ceremonia inaugural tendría que ser inolvidable.
Desde el 23 de noviembre, en las páginas de El Siglo de Torreón comenzaron a circular los promocionales que anunciaban la gran apertura del que más allá de una simple sala cinematográfica, pretendía convertirse en el foro de importantes obras de teatro, objetivo que finalmente no se cumpliría.
Este complejo pertenecía a Ultra Cinemas de México, por lo tanto era parte de la cadena Operadora de Teatros Nacionales, la más importante de aquellos tiempos.
Muy temprano, a las 10:00 de la mañana de aquél frío sábado de noviembre, comenzaron a venderse los boletos en taquilla. Luneta numerada a 20 pesos, luneta alta a 15, pero para los empleados y estudiantes únicamente a diez pesos. Aunque para los más precavidos, desde el día 28 los boletos estaban disponibles en el Casino de La Laguna.

INOLVIDABLE NOCHE

Había que "echar la casa por la ventana" para la inauguración, por eso desde meses antes doña Carmelita y doña Elena comenzaron con los preparativos de la revista musical Ayer y Antier. Se reunieron 70 artistas, todos ellos entusiastas accedieron a participar sin fines de lucro.
Porque el programa inaugural del Gran Teatro Cine Nazas fue cedido gratuitamente por Ultra Cinemas de México, a beneficio de la Escuela Primaria Carlos Pereyra y de la Casa de Regeneración.
Una plana completa de El Siglo fue dedicada para detallar el programa, compuesto por monólogos, piezas teatrales y música. Estaban invitados el gobernador del Estado, Román Cepeda Flores, y el presidente municipal, Rodolfo González Treviño.
Mucho antes de las 9:00 de la noche comenzaron a llegar los elegantes asistentes. Algunas damas eligieron copiar "el último grito de la moda en Hollywood", así que llevaban vestidos de corte sastre, con sencillez de línea que les aportaba un aire de elegancia; otras, vestidos hechos en crepé de lana en colores oscuros por la temporada invernal, que acompañaban con suntuosos abrigos; unas más lucían faldas rectas con una parte superior estilo corselete y bolsillos que se proyectaban hacia delante, abotonados debajo de la cintura. Los caballeros no se quedaron atrás y vistieron el mejor traje que encontraron en su guardarropa.
La "culta sociedad lagunera" se hizo presente esa noche. Y le siguieron muchas más, porque aunque fue la única presentación de la Revista Musical, cada función de cine era vista como un espectáculo digno de las mejores galas.


LA PRIMERA FUNCIÓN
Al día siguiente de la inauguración, la cartelera habitual ya incluía al Cine Nazas. La Reina Africana sería la primer película proyectada, con funciones corridas desde las 10:00 de la mañana.
Era de los pocos cines que anunciaba una cinta a todo color con calidad Technicolor, con Humphrey Bogart -el ganador del Trofeo de la Academia- y Katherine Hepburn.
Completaba la maratónica jornada Hotel Sahara: "cada milla una aventura fabulosa, cada momento una emoción inolvidable", rezaba el cartel.
Las funciones se ofrecían una después de la otra. Primero Hotel Sahara a las 10:00 de la mañana, y después La Reina Africana a las 11:25, y así ininterrumpidamente hasta los intermedios de las 5:35 y 7:50 de la tarde, y 9:20 de la noche, cuando las dos dulcerías estaban atiborradas, mientras que en el fouyer no faltaba con quién platicar.
Semanas de gloria vivía el Gran Teatro Cine Nazas. Los boletos se agotaban desde días antes y ya se preparaba el siguiente espectáculo de gran formato: la comedia folclórica mexicana Tal Para Cual, un mano a mano con Jorge Negrete y Luis Aguilar, en el que también participarían María Elena Márquez y Rosa de Castilla. Eran los tiempos de Fab y Carmelita González, "la chica más sensible y guapa del cine nacional" (según el encabezado de un domingo de diciembre); en que se confeccionaba la túnica de seda para la Reina Isabel; y en que se anunciaba la próxima boda de Tony Aguilar con Katy Jurado.
El Gran Teatro Cine Nazas vivía, al igual que el cine nacional, su época dorada. Pero no cumpliría los 50 años.


LA DECADENCIA
No obstante de la regia estructura preparada a modo de teatro y de la elegancia de su fouyer, el llamado Cine Nazas no "soportó" la modernidad.
Llegaron los avances tecnológicos de la década de los 80 y con ellos, el final de este recinto. Cuando Ricardo Salinas Pliego compra Tv Azteca, también adquiere la Operadora Nacional de Teatros y el paquete incluía al Cine Nazas, pero la visión del empresario no contemplaba un proyecto de reapertura así que por mucho tiempo permaneció en el olvido.
Hasta que el terreno fue donado para la construcción del nuevo Teatro Nazas, inaugurado el dos de octubre de 2004, con una infraestructura nunca antes vista en La Laguna, al estilo de los mejores coliseos del mundo, y con la firme intención de cumplir con el objetivo que desde un principio se marcaron sus fundadores: ofrecer espectáculos de primer nivel para "la culta sociedad lagunera".


EL NÚMERO UNO
"El Cine Nazas era el número uno", recuerda don Camilo Armando Martínez Rodríguez.
Él tenía seis años cuando fue inaugurado el Gran Teatro Cine Nazas y todavía no olvida las largas filas en taquilla, ni la película con la que se estrenó: La Reina Africana.
Fue entonces cuando nació su pasión por el séptimo arte, afición que conserva todavía y que lo llevó a dedicarse por casi 25 años al oficio de la distribución de películas.
"Yo trabajaba con la Distribuidora de Películas Nacionales, llevé al Nazas películas como Isla para Dos, con Arturo de Córdova y Yolanda Varela; Adán y Eva, con Christian Martell y Carlos Baena; Tizoc, con Pedro Infante y María Félix, y muchas más que no terminaría de contar".
Como dato importante, don Camilo destaca las dos mil 200 butacas que tenía el complejo, que se ocupaban en su totalidad gracias a que en el Cine Nazas se estrenaban todas las películas, mismas que semanas después recorrerían el resto de las salas de la Comarca.
Recuerda con gusto los días de estreno, porque las filas de la taquilla daban vuelta desde la Cepeda a la Matamoros y hasta la Morelos.
"Eran otros tiempos, no había mucho qué hacer en la ciudad, el cine era de los pocos distractores y la gente hasta se ponía sus mejores ropas, las mujeres con abrigos y estolas, en fin, ir al cine no era cualquier cosa, y menos al Nazas porque era el plus".
Don Camilo lamenta mucho que el Cine Nazas no haya cumplido 50 años de vida. "Un día llegó Pedro Hernández, el último administrador, y me dijo 'se acabó Martínez, vamos a cerrar". Fue entonces cuando no sólo se acabó su forma de sustento, sino la magia que le atrajo desde niño".
"Yo soy un soñador, a veces sueño que el Cine Nazas está en su apogeo. Durante muchos años esperaba el momento en que fuera reabierto, pero sabía que son otros tiempos y que era muy difícil. Creo que la que sigue es una etapa muy importante para él, ahora como Teatro Nazas, es todo un reto que espero que las personas que están al frente sepan sacarlo adelante".



PROGRAMA INAUGURAL
La revista musical Ayer y Antier inició con una obertura musical a cargo de la orquesta, seguida de otros números:
I.El Álbum.
II.Una Vida de Mujer, monólogo.
III.Rapsodia Valenciana.
IV.Polka Roja, Un Día de Campo.
V.Monólogo original del Sr. Joaquín Cruz.
VI.Jardineras.
VII.Mariposas.
VIII.Los Papeleros.
IX.Cuadro Gitano.
X.Fiesta en la Hacienda.
INTERMEDIO: Popurrí mexicano.
XI.Es mi Hombre.
XII.Lisboa Antigua.
XIII.Tupi Madrileño.
XIV.Vida en Broma.
XV.Déjame Llorar.
XVI.Cervecería Americana 1920-1925.
XVII.Fin de Fiesta.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

FUNDADORES
El Cine Teatro Nazas fue un proyecto de la compañía Ultra Cinemas de México S. A.
Presidente: Ernesto Espinoza Iglesias.
Gerente: José Guadalupe Villalobos.
Compañía constructora: Bertrán Cussine.
Superintendente: Simón Simonet.
Administrador de obra: Héctor Mijangos.
Instalación eléctrica e iluminación: Electromecánica PICSA.
Ventilación y enfriamiento evaporativo: Ingenieros Madrigal y Veraza S. de R. L.
Elaboración: Acero Estructural.
EQUIPO
Gerente: Manuel Canive.
Operadores: Antonio Borjón y Gilberto Sánchez.
Portero: Amador García.
Taquillera: Elvira Pérez.
NOTA: Los nombres del personal del Cine Nazas fueron proporcionados por don Camilo Armando Martínez, aunque no se sabe si ellos fueron los que iniciaron con el proyecto.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

América nació en La Laguna


Según una investigación de Enrique Ruiz Tayabas, todas las culturas del Continente tuvieron su origen en esta región
Entrevista publicada en El Siglo de Torreón el 1 de noviembre de 2004


TORREÓN, COAH.- El hombre americano no es, como se creía, descendiente del hombre asiático, según apunta una investigación realizada por el doctor Enrique Ruiz Tayabas.
Además, supone que estas tierras fueron en algún tiempo lo que se conoce como Aztlán, el lugar de donde emigraron los aztecas en busca del águila devorando a una serpiente sobre un nopal.
Esta teoría es el resultado de más de 28 años de estudios de campo de Ruiz Tayabas, en los que ha encontrado cientos y cientos de petroglifos con inscripciones de origen semito-camita.
Y es que luego de cotejar las inscripciones talladas en las piedras localizadas en los alrededores de la región, el doctor se encontró con sorprendentes similitudes con escrituras muy antiguas de las primeras culturas sobre la Tierra.
"Esta región es la matriz de donde se gestaron todas las culturas de América, y hay todo el material necesario para demostrarlo". El doctor se refiere a los petroglifos esparcidos por la carretera de Torreón a Saltillo, incluyendo los cerros El Sol y San Rafael (éste último mejor conocido como Tierra Santa).
Luego de "capturarlas" en filminas y fotografías, Ruiz Tayabas se dedicó a estudiar libros y más libros, especialmente aquellos donde se hablara de las antiguas culturas como la de Mesopotamia y Babilonia.
"Los petroglifos muestran claramente símbolos semito-camita, es decir, de la escritura madre de todas las escrituras, porque en los caracteres que he estudiado he encontrado que poseen grafías de todas las escrituras: egipcia, china, fenicia y demás".
La investigación le permitió trazar un mapa sobre la posible ruta que siguieron los hombres que pisaron por primera vez tierra americana provenientes, según sus conclusiones, de Akkad en Mesopotamia, lo que hoy se conoce como Iraq.
Enrique calculó la llegada de estos hombres a suelo americano hacia el año 2500-2300 a. C., mucho antes de lo que cualquier otro estudio ha determinado, porque la creación de Akkad se remonta a esos tiempos, cuando el Rey Sargón I tomó tierra y ladrillos de la Torre de Babel de la que se habla en la Biblia.
"Forzosamente tanto estudio me llevó a la religión, porque asociando fechas me encontré con la historia de la Torre de Babel, entonces es muy probable que cuando surgió la confusión y se regaron los hombres por toda la faz de la tierra, uno de esos grupos emigró para nuestro Continente".
Ruiz Tayabas asegura que este grupo atravesó el Mar Mediterráneo, ya que dejó rastro de su paso con petroglifos y pinturas rupestres; siguió las corrientes marítimas de las Canarias hasta llegar al Golfo de México, desembarcando en Panohtla, hoy Pánuco, Veracruz.
Desde ahí se dispersó hacia la Huasteca Tamaulipeca, luego a Nuevo León y se estableció en Coahuila, de donde posteriormente se distribuyó a lo largo y ancho de todo el Continente Americano. "Hay pruebas contundentes desde Alaska y hasta la Patagonia, quien quiera comprobarlo ahí están los petroglifos".
El doctor afirma que Coahuila es el punto donde se situaba Aztlán, localización que se ha estudiado a través del tiempo a partir de la premisa de algunos códices que apuntan que este pueblo provenía del norte. De hecho, también ha encontrado evidencias en los petroglifos que le llevan a concluir tal afirmación.
Además, Ruiz Tayabas concluye que ni Cristóbal Colón, ni los celtas, ni los vikingos, ni ningún otro pueblo fueron los primeros en descubrir América. Para él, hay mucho más detrás de la historia que se ha narrado a través del tiempo. Y esa verdad está escrita en los mensajes sobre piedra que dejaron nuestros ancestros, en espera de que más especialistas la descifren.


A NIVEL NACIONAL

El doctor Enrique Ruiz Tayabas presentó su teoría en el Segundo Simposium Internacional del Hombre Temprano en América, ante investigadores y especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Dicho encuentro se llevó a cabo en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología e Historia, del seis al diez de septiembre de 2003.
La invitación surgió del interés que han despertado los estudios de Ruiz Tayabas y de sus compañeros de la Asociación de Investigadores de Historia, Paleontología y Ciencias Multidisciplinarias Región Lagunera A. C., avalada por el INAH.
Según comentó el doctor, su teoría no pudo ser refutada por ninguno de los presentes durante su ponencia, situación que le alienta para seguir adelante en su investigación, consciente de la trascendencia y polémica que pudieran suscitar sus resultados.


EN RESUMEN
La teoría del doctor Enrique Ruiz Tayabas se resume en 12 puntos:
1.En 1972 descubrí un nuevo sistema de escritura semítica, que considero como la protoescritura de todos los sistemas.
2.Gracias a esta investigación, sabemos que los primeros habitantes del Continente Americano proceden de Akkad y son semitocamitas.
3.Akkad fue el primer pueblo de origen semítico, localizado en los confines de la Mesopotamia, cerca de lo que después fue Babilonia y muy cerca de la Torre de Babel.
4.Los vestigios encontrados en la Comarca Lagunera del Estado de Coahuila prueban que aquí estuvo localizado Aztlán. Por lo tanto, propongo que los sitios arqueológicos que la integran sean considerados como Patrimonio de la Humanidad y que sean protegidos físicamente de los depredadores humanos que los destruyen y saquean.
5.Debe reformarse radicalmente la educación escolar, en cuanto a la prehistoria de los países de América.
6.El pueblo chichimeca debe ser redimido y justificado como el inicio de nuestra nacionalidad, poniendo así las bases para descubrir la verdadera identidad de los pueblos de América.
7.Este estudio resuelve en parte muchas incógnitas de nuestros orígenes y de nuestra historia.
8.La religión que tuvieron en un principio fue la cristiana, en su fase pre mesiánica y por último post mesiánica.
9.Jesucristo tuvo muchos nombres en el Continente Americano: Gran Espíritu, Quetzalcóatl, Dios Tajón, Ehécatl, Kukulcán, entre otros. Su religión era monoteísta, pero más tarde se volvió politeísta.
10.El poblamiento humano del Continente Americano no es tan antiguo como se supone; la edad calculada hasta ahora para los llamados animales antediluvianos es exagerada. Muchos de los enigmas de este Continente y también de los otros, pueden ser resueltos a través del estudio de los petroglifos y pinturas rupestres, junto con los demás vestigios que son necesarios.
11.Ni los celtas, ni los iberos, ni los vikingos, ni los fenicios, ni los polinesios descubrieron América, ni mucho menos Cristóbal Colón.
12.Fueron los primeros pobladores y posibles constructores de Comalcalco, Tabasco y también los primeros y diseñadores de Palenque, Chiapas.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Que los niños se acerquen a leer


El escritor lagunero Jaime Muñoz Vargas

da algunos tips para formar pequeños lectores


Entrevista publicada en El Siglo de Torreón el 12 de noviembre de 2004


TORREÓN, COAH.- La magia empieza cuando se abren las páginas de un libro. Eso lo sabe quien desde pequeño ha conocido este hábito. Pero como en México son pocos los que leen, también son pocos los que saben de esa suerte.

Con la premisa de recordar a la “Décima Musa”, Sor Juana Inés de la Cruz, cada 12 de noviembre se celebra el Día Nacional del Libro, una celebración que debería estar enfocada en los más pequeños.
Porque mucho se dice que ellos son el futuro del país. Entonces, habría que diseñar estrategias de lectura para que no sólo pierdan el miedo a los libros de texto que llevan obligatoriamente a la escuela, sino también para que se acerquen a otros títulos y poco a poco descubran los personajes, lugares e historias inimaginables que se encierran en cada una de sus páginas.
Jaime Muñoz Vargas comparte su opinión con la certidumbre de su experiencia como escritor y catedrático involucrado en el mundo de las letras, y con la seguridad que le dan siete años de práctica como padre.


-Se dice que México es un país de pocos lectores, entonces la alternativa quizás sean los pequeños, ¿cómo hacerle para que los niños empiecen a leer?
-Como dicen los sabios: lo primero es lo primero, hay que tener libros a la mano. No se trata de que los padres adquieran la costumbre de leer, pero sí, al menos, la de comprar libros para sus hijos. La convivencia frecuente, diaria si es posible, con el libro, ayuda a que los pequeños le pierdan el miedo, lo desacralicen y poco a poco le cobren adicción. No hay reglas, no hay fórmulas para construir a un buen lector, pero estoy seguro que una biblioteca personal casera, ayuda mucho al propósito de fomentar el hábito de leer en los hijos.


-Y en ese sentido, ¿qué tipo de lecturas son recomendables para el público infantil?
-En nuestro tiempo hay libros para todas las edades. Antes no había libros para niños de uno, dos o tres años, por ejemplo. Ahora cualquier librería cuenta en sus anaqueles con obras adecuadas para niños de esas edades, libros con páginas gruesas y resistentes, plastificadas, libros con mucha imagen y escaso texto, libros desplegables, libros de hule para que los niños puedan “leer” y jugar mientras se bañan.
Muñoz Vargas añade que si eso ocurre con los pequeños de uno a tres años, es obvio que para los niños de mayor edad también hay una oferta múltiple de materiales. Con esto quiere decir que cambió el concepto de “libro infantil”.
“Antes lo asociábamos a Salgari y a Verne; ahora hay libros tan ingeniosos para los bebés que no es necesario aprender a leer para comenzar a leer”. Asegura que ese público es el más importante: “Si enamoramos de los libros a un niño de dos años, puede suceder que ese lazo ya no se rompa”.


-¿Qué beneficios obtendrá el niño lector en su desarrollo como persona?
-Leer es la diferencia entre entenderse a sí mismo y entender la dinámica del mundo, a vivir casi en la penumbra. El libro aclara, desbroza, genera en la persona una actitud crítica e imaginativa que no producen otros medios de comunicación. Así como vacunamos a los pequeños contra las enfermedades físicas más terribles, una forma de inmunizarlos contra la oscuridad se puede lograr inyectándoles el anticuerpo de la lectura.


-¿Cuáles serían las diferencias del niño que lee, con respecto a aquél que no lee?
-El niño que lee adquiere, para empezar, el hábito de la concentración. Despierta asimismo, más tempranamente, a la crítica y a la autocrítica. Explicar esto es complejo, todo un desafío para la pedagogía moderna, y no se puede simplificar en dos palabras, pero lo cierto es que los libros ayudan a apropiarse del conocimiento con mayor rapidez y, sobre todo, con mayor profundidad. Un niño que lee es un niño potencialmente rico en opiniones propias. Un niño que no lee está casi condenado a ser un adulto dependiente de lo que digan los demás. Por eso el poder suele temerle a la lectura y no la fomenta, o la fomenta parcial e hipócritamente, porque la lectura libera y forma el músculo de la imaginación y del juicio.


-¿Qué hay del fenómeno Harry Potter? ¿Hasta dónde es bueno que el niño se incline hacia este tipo de literatura?
-No está mal para la adolescencia, pero es obvio que su boom obedece más a su hollywoodense mercadotecnia que a su calidad literaria. Eso no es bueno ni es malo en sí mismo; lo terrible sería, en todo caso, fanatizarse con Harry Potter a los 30 años. Esa fantasía estilo Disney es pasable hasta los 13. Para la postadolescencia hay autores de mucho mayor calidad. El ya mencionado Julio Verne es uno de ellos.


Tienes en casa niños, ¿cómo se le hace para tener una niña que no sólo lee, sino también ya escribe libros?
-Tengo tres niñas en casa y las tres tienen a su merced una biblioteca familiar de siete mil volúmenes, de los cuales unos 200 o poco más son apropiados para su edad. Eso no garantiza que serán buenas lectoras, pero al menos ya sé, lo veo todos los días, que los libros son para ellas un objeto de uso cotidiano, tan doméstico como la cuchara o la silla. Ya la llevo de gane: le han perdido el miedo al libro y lo consideran un objeto de uso diario. Veremos qué ocurre en el futuro. En cuanto a escribir, a esa edad cualquier texto escrito por un niño es valioso. Lo único que hice en su momento es diseñar un proyecto de edición; los textos de Renatita estaban allí, a la mano, como los de cualquier otro niño. Lo importante fue añadir a su condición de lectora prematura una especie de plus: el de escritora. Pero como lo digo en el epílogo de aquel librito: sólo el tiempo dirá si continúa o no. Por lo pronto ya sabe lo que es publicar, es decir, también perdió ese miedo demasiado temprano. Todo partió de una pregunta que me asaltó a principios de 2003: ¿los autores de libros infantiles necesariamente tienen que ser adultos? Pues no. Los niños también pueden ser autores de libros para niños, así de fácil.
Y es así que Renata Iberia Muñoz Chapa publicó su primer libro en octubre de 2003, titulado Corazón de Nuez y Otros Relatos, el cual fue presentado en el marco de la Feria del Libro organizada por la Universidad Iberoamericana (UIA) Torreón, que en 2004 brilló por su ausencia.

ALGUNAS RECOMENDACIONES
Títulos para que los niños empiecen a leer:

-Secreto de Familia, Isol.
-El Globo, Isol.
-Cosas que Pasan, Isol.
-Espera un Momento, Anke Kranendonk.
-Mi Papá, Anthony Browne.
-Familias Familiares, Vivian Mansour.
-Los Ángeles de la Guarda, Yassen Grigorov.
-Re Zoom, Istvan Banyai.
-Zoom, Istvan Banyai.
-El Agujero Negro, Alicia Molina.
-Pepe y la Armadura, Juan Muñoz.
-El Grial Oculto, Anthony Horowitz.
-Harvey Ángel, Diana Hendry.
-Alegre Roger y el Tesoro Submarino, Vivian French.
-El Pájaro del Alma, Mijal Snunit.
-Segunda Estrella a la Derecha, Deborah Hautzig.
-Fernanda y los Mundos Secretos, Ricardo Chávez.
-Rabieta Trebejos, Manuel Monroy.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Nieve de Chepo, una "helada" tradición


Con 112 años de historia, el tradicional negocio familiar es buscado por los laguneros y por quienes visitan la región


Reportaje publicado en El Siglo de Torreón el 16 de agosto de 2003 (Foto Fortunecity)



CIUDAD LERDO, DGO.- Si no vas a la Nieve Chepo, es como si no hubieras ido a Lerdo. Eso es lo que se dice a lo largo y ancho de la Comarca Lagunera, porque el célebre estanquillo de la esquina de la Plaza Principal se ha convertido en toda una tradición, que lleva 112 años de vida.
Hay de vainilla, cajeta, nuez, coco, chocolate, limón, fresa, café, tamarindo, guayaba y mango. El secreto es su elaboración, ya que se utilizan frutas naturales y leche cien por ciento auténtica. Por esta razón, la Nieve Chepo es la preferida de los laguneros y quienes visitan la región no pueden dejar de probarla.
Juan José Morales sigue con la herencia que le dejó su padre, don José Morales, a quien le decían "Chepo". De ahí el nombre de la nevería. Ahora es el que se encarga de la fábrica que distribuye diariamente hasta 800 litros de nieve de los diferentes sabores, en las más de 27 sucursales con que cuenta este establecimiento.
Aunque cabe aclarar que sólo las neverías de la Plaza Principal y del Parque Victoria de Ciudad Lerdo son las únicas que pertenecen a la familia Morales. El resto son concesiones a particulares.
Pero la historia no comienza con don Chepo, sino que va una generación más allá. La tradición la inicia el abuelo Trinidad Morales, quien llegó en 1896 a estas tierras en busca de mejores oportunidades. Originario de Jerez, Zacatecas, recorría las calles aún sin pavimentar de la Ciudad Jardín. En su carrito llevaba dos garrafas, en las que no faltaba el sabor vainilla. El segundo sabor variaba, unas veces era de limón y otras de fresa.
En Jerez su familia se dedicaba a la elaboración de nieve de garrafa, pero el negocio no iba muy bien porque en el estado de Zacatecas el clima es regularmente frío. Pero la suerte cambió por estos rumbos. Hasta que pidió permiso a las autoridades para establecer un puesto en una de las esquinas de la plaza, la de Allende y Francisco Sarabia.
“Puso una sombra con sábanas, acomodó unas tablas y una mesa con cuatro sillas”, platica Juan José Morales. Así estuvo un tiempo, hasta que el negocio se trasladó al otro extremo, en donde está actualmente (esquina de Francisco I. Madero y Allende).
Nacía de esta manera la nevería que llevaría por nombre El Buen Gusto. Ya era un tabarete de madera, bien construido. Corría el año de 1917. Se mandaron hacer las tarjetas promocionales, que se usaban en aquel tiempo como publicidad para llegar a más gente; en ellas se detallaba el servicio especial que se ofrecía para banquetes y bailes, de nieves, refrescos y aguas frescas.
Pero como el mismo Juan José recuerda, a su abuelo -mejor conocido por la gente como el “Güero Trinidad”- poco le duró “El Buen Gusto” y es que diez años más tarde, en 1927, falleció.
Un primo hermano del difunto salió al quite con el negocio, porque el padre de Juan José, don Chepo, era todavía muy joven y no podía hacerse cargo. Fue hasta el siguiente año (1928), que tomó las riendas de la nevería a la que bautizó como Chepo, la que se volvería muy popular entre la gente de la Comarca con el paso del tiempo.

UNA ESCENA TÍPICA

A principios de la década de los 30’s, era muy común ver lo mismo a parejas de novios y matrimonios que a niños y personas mayores, sentadas en alguna de las mesitas redondas y blancas de la Nieve Chepo.
En las copas de cristal les servían la nieve de vainilla, chocolate, coco, limón o fresa, y dependiendo de la temporada, había también de guayaba, melón y mango. La copa se colocaba sobre un platito y a un lado se servía un vaso de agua natural. Esta costumbre era casi un ritual.
Don Juan José Morales comenta que en aquellas épocas los procesos todavía eran manuales: La fruta se molía en un metate, y la leche se ponía a hervir en un cazo de cobre, con leña. Hasta 1968 se compró la primera garrafa eléctrica, y a partir de ahí la tecnología jugó un papel muy importante en la elaboración, eso sí, sin perder la tradición.


LA MODERNIDAD
“Nosotros hemos seguido con la tradición del abuelo Trinidad. Todo es natural, no usamos ingredientes artificiales, ni saborizantes”, asegura Juan José Morales. Éste es el secreto del éxito de la Nieve Chepo, según dice.
A la muerte de don Chepo sus hijos Juan José, José Luis y Antonio se hicieron cargo del negocio. También la hija, Guillermina, ayudó en la tarea de continuar con el importante legado.
En 1986 el Ayuntamiento de Ciudad Lerdo les entregó la concesión para establecer una nevería en el Parque Victoria, de la que actualmente se encarga Antonio. La de la Plaza Principal es comandada por José Luis. Mientras que Juan José es el dueño de la fábrica, ubicada en la calle Zaragoza.
A partir de 1990 se empezó a distribuir Nieve Chepo a otras sucursales, como una concesión. La primera fue la de Torreón Jardín, luego la del Paseo de la Rosita y más tarde a otras colonias de Torreón, como Nueva Los Ángeles y Jacarandas; así como también a los establecimientos de la Alameda Zaragoza, Allende y Morelos.
En Gómez Palacio también hay Nieve Chepo: en la avenida Hidalgo, otra frente al Parque Morelos y en las colonias Cinco de Mayo y Filadelfia. Y llegó más allá, pues también se vende en los municipios de San Pedro y Matamoros, Coah., y en La Loma y Juan E. García, Dgo.
Comenzó en Ciudad Lerdo, pero ahora ya abarca gran parte de la Comarca Lagunera y forma parte importante de su historia, porque ha crecido a la par del desarrollo de esta región. Hasta es más antigua que la ciudad de Torreón, que recién festejó apenas su Centenario.



AL PASO DE LOS AÑOS
En 1968 la Nieve Chepo adquirió la primera garrafa eléctrica, con el tiempo fueron comprando más equipo.
-Actualmente cuenta con dos pasteurizadoras con capacidad para 110 litros, para las nieves de leche.
-Ocho licuadoras grandes que sirven para moler cinco kilos de fruta en cada una de ellas.
-Cuatro tanques de enfriamiento, en los que se puede almacenar alrededor de 200 litros de nieve.
-Cuatro garrafas eléctricas con capacidad para 20 litros, que llegan a preparar 40 litros de nieve por hora.
-Tres camionetas equipadas con termoking, para poder distribuir la nieve en las diferentes sucursales de la Comarca Lagunera.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón


Las anécdotas...
Durante muchos años, un señor viudo, ya de edad avanzada, fue cliente distinguido del local de la Plaza Principal. Llegaba hasta ahí con su perro, a quien le compraba su vaso de Nieve Chepo, todos los días era diferente el sabor que pedía. Eso lo distinguía del común de la gente.
Así lo recordó Sayra Morales, encargada de este negocio que fue el primero de la tradición familiar. Es hija de don José Luis Morales, dueño del mismo.
“Yo creo que se ha mantenido (la tradición) primero por los precios, que son bajos, y además por la calidad de la nieve, porque está hecha con la mejor materia prima. O sea, con frutas naturales de la temporada”, apunta.
Por su parte, Guillermina Morales, quien es hija del fallecido don Chepo, coincide en la razón por la que la nieve de Lerdo se ha convertido en la preferida de los laguneros: “La materia prima es de primera calidad. Por ejemplo, la de nuez lleva puros corazones de nueces, nada de basuritas, en otras partes usan sabores artificiales”.
Ella atiende por las mañanas la nevería del Parque Victoria, propiedad de su hermano Antonio. Aunque no tiene su propio negocio, Guillermina mantiene una estrecha relación con la tradición de su familia.
“Aquí vienen muchos artistas y futbolistas; el año pasado (2002) vino el pintor José Luis Cuevas, y también nos visita seguido Susana Alexander, y precisamente se acaba de ir el señor Obispo de la Prelatura de El Salto, Pueblo Nuevo, Dgo, don Manuel Mireles”.



LOS SABORES
La Nieve Chepo ofrece regularmente 11 sabores, aunque dependiendo de la temporada elaboran también de otras frutas:
-Vainilla.
-Cajeta.
-Nuez.
-Coco.
-Chocolate.
-Café.
-Limón.
-Fresa.
-Tamarindo.
-Guayaba.
-Mango.
FUENTE: Nieve Chepo

miércoles, 25 de junio de 2008

Un homenaje a la vida, después de los Andes


Carlos Páez, sobreviviente de los Andes,

narra su experiencia en la famosa cordillera
Entrevista publicada en El Siglo de Torreón el 19 de marzo de 2003

TORREÓN, COAH.- Fue un golpe a la arrogancia y a la soberbia. Era un niño "bien", estaba acostumbrado a la buena vida y jamás había tenido una experiencia como boy scout. Cuando el avión en el que viajaba para ir a un partido de rugby se desplomó, se dio cuenta de la potencialidad que tenía como ser humano, y a veces fue el cobarde, pero muchas otras fue el valiente.
Así era Carlos Páez Vilaró, uno de los 16 uruguayos sobrevivientes de Los Andes, quien visitó la Comarca Lagunera para compartir su historia de lucha, a la que él define como "un homenaje a la vida", en una conferencia como parte del congreso Crecer Contigo de Hijos a Padres.

-¿Cómo era Carlos Páez antes del accidente y cómo es ahora?
-Yo era un chico consentido, un malcriado, no servía para nada, la cordillera me golpeó duro y me dijo "Carlitos vos servís!, y eso es lo que tengo que rescatar. Ahora trato de buscar cosas para ser feliz y también el reencuentro con Dios, porque lo tuve muy presente en la cordillera, pero después en la civilización no tanto, en eso tengo que ser honesto, yo sé que está ahí pero tengo que buscarlo.

Carlos convivió durante 70 días en un clima hostil con el resto de los sobrevivientes, tuvo oportunidad de conocerlos a fondo, y más allá de eso pudo concluir cómo es el ser humano.
-¿El hombre es bueno o es malo?
-A los 15 sobrevivientes restantes los conozco en su esencia; el ser humano es básicamente bueno, es solidario. Yo no digo que no haya actitudes mezquinas, porque las hay, pero básicamente es bueno.

En el Fairchild F-27 de la Fuerza Aérea Uruguaya, viajaban los 15 jugadores del equipo Old Christians, acompañados de otros amigos y familiares, a quienes habían invitado para que el pasaje pudiera costar 38 dólares.
-¿Todavía hay recuerdos que duelen?
-La verdad que no, la cordillera para mí fue una experiencia que la viví naturalmente. Cuando nos enteramos de que nos vienen a buscar yo hago mi valija, y era un pantalón que le hice dos nudos en las piernas en el que puse adentro tres cinturones de seguridad del avión, que los quería adaptar al auto de mi madre porque estaba de moda en ese tiempo. O sea, mi objetivo no era la prensa, ni la portada de la revista. Mis objetivos eran muy sencillos: volver a mi casa para ponerle cinturones al auto de mi madre. Eran más cosas de un chico de 18 años.

Entre tripulación y pasajeros se hacía un total de 45 personas. Al momento del desplome perdieron la vida 19, quedando 26 a la espera de un destino incierto. El décimo sexto día, una avalancha trajo una nueva estela de muerte.
-¿Qué se siente convivir con la muerte?
-Muchos murieron en el accidente y muchos en el proceso de los 70 días; quedamos 26 vivos, y en la avalancha murieron otros siete y tres más conforme pasó el tiempo. Si vos me dices "te invito a pasar toda la noche en el cementerio de Torreón", te digo que ni loco voy, sin embargo en la cordillera de los Andes vivimos con 29 muertos al lado. Estabas peleando por tu vida, y ese instinto de supervivencia te hacía olvidar el temor a estar con la muerte.

Carlos Páez pensaba disfrutar al máximo el viaje, pues iba al lado de sus dos mejores amigos: Diego Storm y Carlos Valeta, quienes sobrevivieron al accidente, pero no a la avalancha.
-¿Qué tan difícil es que gente cercana muera frente a tus ojos?
-Perdí a mis dos mejores amigos ahí, pero no sentí tanto dolor como lo hubiera sentido si hubiera estado acá en la civilización, no es lo mismo. Incluso Nando Parrado, que pierde a su madre y a su hermana, dice que no lo sintió tanto como si hubiera sido en la civilización, y eso es porque uno está peleando su propia vida.
En su opinión, la cordillera es "tan hostil y brutalmente enorme, es el Popocatépetl multiplicado por cien, aunque por otro lado es infinitamente divina".
-¿En algún momento dudaste de la existencia de Dios?
-No, sólo lo insultamos mucho. Cuando viene la avalancha no podíamos creer que Dios nos estaba dando la espalda, pero al momento de insultarlo le estamos diciendo que existe. Pero, después de ahí Dios nos apoyó, no nos resolvió pero sí nos ayudó, no me preguntes cómo, pero yo sabía que Dios estaba ahí. El creer en Dios te aferra y te da la fuerza para luchar, por eso digo que Dios es algo que está ahí afuera, pero también está adentro.

A los diez días de la tragedia, los sobrevivientes escucharon por un viejo radio que la búsqueda de su avión había concluido. Las autoridades uruguayas y el mundo entero los daba por muertos. Entonces, había que tomar decisiones. No tenían alimentos y aunque tampoco hambre, sabían que si no comían algo pronto, también iban a morir. La única alternativa para nutrirse eran los cuerpos de sus compañeros muertos.
-¿Fue difícil comer carne humana?
-No fue difícil, la gente se imagina que sí, pero no fue así. No teníamos nada de comer, sabíamos que no nos buscaban más. Estábamos perdidos en medio de la cordillera a 40 grados bajo cero, no te queda otro remedio, por eso digo que es una cosa natural, si hubieras estado tú ahí lo hubieras hecho.

-¿Y a qué sabe?
-No tenía sabor, estaba congelada. A mí siempre me gustó la carne cruda, pero ésta no tenía gusto.

Al cabo de unos días, decidieron que tres de los sobrevivientes caminarían para buscar ayuda. Luego de 90 kilómetros, el 20 de diciembre, encontraron a un arriero y supieron que la salvación había llegado.
-¿Qué sintieron cuando sus compañeros salieron en busca de ayuda?
-Teníamos la sensación de la esperanza.

-¿Y cómo fue el regresar a la casa, a la comida caliente?
-Fue muy difícil. El rescate fue muy paradójico, porque por un lado estaba feliz por irme, pero aunque parezca mentira me daba mucha nostalgia dejar lo que habíamos hecho. Un mundo que fuimos haciendo durante 70 días, con reglas, de lucha, una civilización de mucho dolor, de mucho compartir. Fue una doble sensación: La alegría por irnos, pero la tristeza por dejar la cordillera.

Luego de más de 70 días, los 16 sobrevivientes de Los Andes fueron rescatados. Sin saberlo, habían estado a 14 kilómetros de un viejo hotel, pero quienes partieron en la búsqueda de ayuda, optaron por caminar los 90 kilómetros hacia Chile.
"Cuando un periodista argentino le habló a Zervino en una de las primeras entrevistas que tuvimos, le preguntó '¿ustedes sabían que estaban a 14 kilómetros de un hotel argentino?'. Y éste le contestó: 'sí pero como nos parecían más simpáticos los chilenos preferimos caminar'.
Con esa anécdota concluyó la charla con Carlos Páez, que más que una simple entrevista, se convirtió en una gran historia de vida.

DEL ANECDOTARIO PERSONAL
-Yo los juntaba para rezar por las tardes, lo que nos daba una gran paz espiritual; era muy devoto de la Virgen. El rezar no nos daba oportunidad para pensar en otras cosas.
-Dios estaba muy presente en esos momentos, pero no el que me enseñaron en el colegio, era otro Dios. Con la historia del catecismo nos enseñan que es todopoderoso, pero ahí me di cuenta que Dios es parte de uno mismo. Ese sentimiento es lo que te hace pelear y poder hacer grandes cosas.
-Era mucho más atractivo morir, pues el camino difícil era continuar viviendo.
-Luego de 25 años, volví a la cordillera de los Andes para ver si me encontraba con Dios. Es duro llegar al mismo lugar porque todo estaba igual, y eso que fue en otra época.
-Soy sobreviviente de los Andes y comí carne humana, pero también soy publicista y soy padre de familia. No me gusta que me digan antropófago.
-Mi hija María de los Andes viaja conmigo a Torreón y mi nieta también, aunque todavía en su vientre. Va a ser la primera nieta de los sobrevivientes. Tengo otro hijo de nueve años que se llama Carlos Diego, en honor a mis dos mejores amigos que perdí.

NÚMEROS DE LOS ANDES
Aunque los sobrevivientes no se consideran héroes, se convirtieron en eso para el resto de la gente.
-Sobre el famoso "milagro de Los Andes" se han escrito 14 libros.

-Se han filmado tres películas, una de ellas la mexicana realizada por René Cardona-
-Se han producido cinco documentales.
-Al momento de la tragedia, Carlos Páez tenía 18 años.

-En la actualidad (2003) pronto se convertirá en abuelo a sus 49.
-A los 18 días del accidente, el 31 de octubre, Carlos cumplió 19 años de edad.
-Cada 22 de diciembre, los 16 sobrevivientes se reúnen para conmemorar el día en que fueron rescatados.
FUENTE: El Siglo de Torreón

Ofrenda a la Virgen Morena


Crónica sobre las reliquias a la Guadalupana,

una tradición cien por ciento lagunera
Publicada el 13 de diciembre de 2002 en El Siglo de Torreón (Foto El Siglo de Torreón)



TORREÓN, COAH.- Tres cajas de cuatro diferentes sopas, nueve kilos de arroz y un marrano de más de 200 kilos son suficientes para preparar la tradicional reliquia que se ofrece a los fieles en honor de la Virgen de Guadalupe.
Desde hace más de 20 años doña Carmen Ramírez de Barrios prometió a la Virgencita que si su bebé nacía con bien, ella ofrecería cada año un Rosario en el que brindaría comida a todos los que se acercaran. Hoy ese bebé es un hombre y fue quien ayudó con los preparativos del 12 de diciembre.
El momento cumbre de la celebración llega precisamente este día cuando luego del Rosario, niños, jóvenes, señoras y hasta señores hacen “fila” con sus cazuelas o trastos, esperando el asado y las distintas sopas que lo acompañan.
Sin embargo el trabajo empieza desde días antes, pues hay que ir a la “Alianza” o a “Abastos” para comprar todo lo necesario para la preparación del guisado.
Afuera de la casa de doña Carmen, ubicada en la calle Eglantinas número 136 de la colonia Las Dalias, se dispone el escenario para “matar” al marrano desde dos días antes. Se preparan las carnitas y la chicharronada, misma que será ofrecida para quienes “velarán” a la Virgen durante la madrugada del día 12.
Dentro de la casa se monta el altar para la Guadalupana, adornado con flores, veladoras y luces de colores. En torno a él, cerca de diez personas, entre amistades y familiares de doña Carmen, “cuidan” el sueño de la Reina de México.

LOS BAILES

Todavía con los estragos de la desvelada, la dueña de la casa y su flota de ayudantes reciben al grupo de danza “Sagrado Corazón de María” por ahí de las 10:00 de la mañana. Veinte niñas y jovencitas le bailan a la Virgen de Guadalupe, vestidas con sus “nahuillas” verde esmeralda y sus blusas blancas. Algunas traen penachos también en color blanco, y otras sólo una pañoleta que les cubre el cabello, en símbolo de respeto para la Guadalupana. Los bailes alrededor del altar improvisado a media calle, se prolongan hasta las 4:00 de la tarde.
Entre baile y baile no puede faltar “el viejo de la danza”, que arranca los gritos de los pequeños espectadores cuando se acerca a ellos.
Lupita encabeza el grupo de danza. Comenta que se integran desde el mes de noviembre como una devoción para la Guadalupana, cuya imagen acompaña sus nahuillas, bordada en lentejuela de varios colores. Las integrantes provienen de las colonias Nueva Merced y de Las Dalias.

EL ROSARIO

Cerca de las 12:00 horas del mediodía, el grupo de danza deja de bailar. Esperan el arribo de la señora que dirige el Rosario dedicado a la Virgen de Guadalupe. Doña Elsa Meléndez llega acompañada de su hija Mayela, quien trae consigo las hojas de los cantos para repartir entre los devotos. En torno al altar improvisado a media calle, el que también está lleno de flores, las vecinas de doña Carmen acomodan sus sillas para ser parte del Rosario. Para ese momento, son muy pocas personas, pero la cantidad de éstas se va incrementando conforme avanzaban los Misterios.
Por ser día jueves, se rezan los Gozosos en los que se relata la natividad del Niño Jesús. Entre cada Misterio, se escuchan “Buenos Días Paloma Blanca” y “La Guadalupana”.
“Por la salud de toda mi familia”, es la petición de doña Carmen, al término de la oración, a la que le siguen otras peticiones hechas por quienes se han congregado: -“Por los que se encuentran fuera de su tierra natal”, grita una señora. –“Por la gente que está en la cárcel”, dice otra. En general, la petición de salud es unánime.
Los niños aguardan impacientes que el Rosario concluya y apenas escuchan el grito de “Vamos a bendecir la comida”, salen corriendo para “agarrar fila”. La rezandera agarra una de las flores blancas del altar y la empapa con agua bendita, mientras hace la señal de la Cruz encima de cada una de las cazuelas del banquete.
Ahora sí, a repartir la comida para la que desde un año antes se había estado guardando dinero, en la cual, según los cálculos de doña Concha -hermana de la señora Carmen- se gastan entre seis y siete mil pesos.

LA HORA DE LA COMIDA

Los danzantes regresan a sus bailes y la fila ya es muy larga, tanto que se hacen dos y llegan hasta la escuela que se ubica frente a la casa de la familia Barrios Ramírez. Aunque el sol no pega con tanta fuerza como acostumbra hacerlo en verano, sí llega a “calar”. Los trastos desfilan hasta las señoras que reparten la reliquia, quienes sirven primero las sopas. Doña Carmen se encarga de servir el “chile”.
Durante la espera, algunos de los fieles comentan: “Esta reliquia sí está buena, por eso venimos”.
La fila se prolonga por más de una hora. Al final, las cazuelas están vacías, señal de que la reliquia ha resultado todo un éxito. Llega el turno de limpiar y esperar la llegada del siguiente 12 de diciembre.

UNA PROMESA
Doña Carmen Ramírez de Barrios es originaria de Matamoros, Coahuila, aunque vive en Las Dalias desde 1996; tiene dos hijos varones que ya están casados, y una pequeña de seis años. Cuando esperaba a su segundo hijo, el doctor le advirtió de los peligros que representaba su embarazo, pero ella, confiada, se encomendó a la Virgen de Guadalupe. A cambio de que el bebé naciera sano y sin problemas, ella ofreció realizar una reliquia cada año en su día: el 12 de diciembre.
Por su parte doña Elsa, la señora del Rosario, también tiene la tradición de ofrecer una reliquia en honor de La Guadalupana. Esta tradición la tomó de su madre, quien falleció en 1995 y le heredó una imagen de bulto de la Virgen Morena.
Elsa, a diferencia de doña Carmen, ofrecerá mole acompañado de las distintas sopas en la reliquia que ofrecerá posteriormente.



EL CULTO GUADALUPANO

Corría el año de 1531, la paz política comenzaba a florecer en la Ciudad de México y sus alrededores. Los misioneros franciscanos y dominicos trabajaban intensamente evangelizando las innumerables poblaciones de naturales.
Por ese mismo año, un hombre de clase “macehual” o baja, iba de camino, atravesando el cerro del Tepeyac hacia la parroquia de Santiago Tlatelolco, en donde los franciscanos se encargaban diariamente de atender a los naturales. Juan Diego era originario, según se dice, de Cuautitlán, pero tenía entonces su domicilio en Tulpetlac. En ese recorrido, se toparía nada más y nada menos que con la Madre de Dios, la Virgen de Guadalupe.
La historia de la Virgen de Guadalupe está íntimamente ligada a la historia de México. Sus fastos se mezclan y no hay acontecimiento patrio del que la Guadalupana esté ausente. En sus grandes tragedias y en sus grandes triunfos, ella ha estado presente. El año de las apariciones y el inicio de su culto es, en el tiempo histórico, el del surgimiento de México como nación. La devoción a la Virgen y el desarrollo de su culto corren parejos con la creación de la sociedad mexicana y la formación de su conciencia nacional.
Pronto, se construirían altares en honor de la Guadalupana; la devoción del pueblo se propagó en todo el territorio de la colonia y la veneración por la virgen se convirtió en culto patriótico.
La Virgen de Guadalupe, con gran regocijo popular, fue reconocida por el papado y la monarquía española como la patrona de Nueva España.
El nuevo culto proporcionó fundamento espiritual autónomo para la iglesia mexicana, pues a partir de entonces se afirmó la idea de que la cristiandad americana surgió, gracias a la intervención de la Virgen de Guadalupe.



UNA TRADICIÓN LAGUNERA
Las reliquias son una tradición representativa de la Comarca Lagunera, en la que se funden las creencias religiosas, el espíritu comunitario y el arte culinario.
DEFINICIÓN: En el sentido estricto, la palabra reliquia se refiere a la “parte del cuerpo de un santo, objeto que le perteneció o sirvió para su martirio y que se conserva piadosamente”.
OTRAS CELEBRACIONES: De las fechas más escogidas para ofrecer reliquia, las siguientes se destacan: 19 de marzo, día de San José; 4 de julio, día de la Virgen del Refugio; 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen María; 8 de diciembre, día de la Virgen de San Juan de los Lagos.
MOTIVO: Esta comida la ofrece un individuo en particular, como muestra de agradecimiento por los favores que considera ha recibido, o espera recibir en un futuro.
PARTICIPACIÓN: Mujeres, hombres, niños, jóvenes y ancianos colaboran por igual, tanto en los preparativos de la reliquia, como en la elaboración de los alimentos y la repartición de los mismos.
PREPARACIÓN: Usualmente no se siguen recetas, las habilidades culinarias de las personas, a lo que llaman “sazón”, se adquiere por intuición más que por seguir una receta rigurosa al cocinar.
PLATILLO: La comida que se ofrece consiste en siete sopas de pasta, arroz y un guiso de carne de puerco, conocido como asado. Se trata de trozos de carne inmersos en una salsa -no picosa- hecha a base de chile colorado y muy condimentada. Las sopas son generalmente de los productos ofrecidos en el mercado ( fideo, estrella, letras, semilla, entre otras).
FUENTE: Felipe Rodríguez Romero.

Sobreviviendo a Auschwitz



Entrevista con Edith Eva Eger, sobreviviente de uno de los peores campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial

Publicada por El Siglo de Torreón el 1 de abril de 2003

TORREÓN, COAH.- Ellos tenían prisionero su cuerpo, pero no su alma. La libertad del espíritu te da la oportunidad de elegir ser un sobreviviente o una víctima de las circunstancias. Y cuando Edith Eva Eger estuvo en Auschwitz, decidió continuar con vida pese a todo.
La sobreviviente de uno de los peores campos de concentración nazis, visitó tierras laguneras para dictar la conferencia El Sin Sentido de la Vida, la noche del 1 de abril en el auditorio Santiago A. Garza, y a su arribo concedió una entrevista exclusiva para El Siglo de Torreón.
Humilde y sencilla en sus movimientos, Edith explicó que una de sus misiones como doctora en psicología y especialista en logoterapia, es enseñar a las personas a salir adelante ante cualquier circunstancia adversa de la vida.
Para ella lo importante es dejar el pasado atrás, no olvidando ni guardando las heridas, sino tratando de sacarles el mayor provecho.
Se dice fácil, pero ella lo logró y por eso está segura de que cualquier persona en el mundo puede llegar a hacerlo también: -No podemos cambiar las situaciones, como un divorcio o un problema familiar, o cualquier clase de trauma, pero sí tenemos la libertad de elegir ser una víctima o un prisionero del pasado, especialmente ahora que la historia se vuelve a repetir.
Cuando Edith tenía tan sólo 16 años, en mayo de 1945, fue llevada hasta Auschwitz, Polonia. Recuerda que ninguno de los que viajaban con ella en la parte trasera de un viejo camión sabían hacía dónde se dirigían. Les habían dicho que serían llevados hasta Hungría para trabajar, pero no fue así.
Al llegar le indicaron que lo único que quedaba de sus padres y sus abuelos, era el humo que salía de la chimenea de uno de los hornos. Pronto se dio cuenta de su nueva condición, y supo que era el momento de elegir si quería vivir, o simplemente morir.
-¿Alguna vez te pasó por la mente la idea de la muerte?
-Sí, muy seguido. Veías cómo los demás morían a tu alrededor, y en lo único que podías pensar es en querer hacer lo mismo.
Sin embargo, no se rindió. Soportó dormir junto a seis personas, en una especie de cama que tenía tres niveles. Recuerda que estaban pegados unos con otros, y si alguien quería voltearse de lado, el resto tenía que hacer lo mismo. Por ello, creaban sus propias reglas y cooperaban entre sí.
Con respecto a la comida, les servían una vez al día en un recipiente sucio un poco de sopa y una pieza de un pan, que según dice no puede llamarse así pues no es nada comparado con lo que se conoce como tal.
Como su hermana Magda, quien también estaba en Auschwitz, tenía muy buen apetito, Edith le guardaba un poco de su ración de alimento. Además, descubrieron que si se formaban al inicio de la fila les iba a tocar más agua que sopa, y si se formaban al final no iban a alcanzar nada, entonces usaban su astucia para quedar en medio.
Edith tiene otra hermana, Clara, que por fortuna se salvó del campo de concentración gracias a un profesor cristiano del Conservatorio de Música de Hungría, quien la mantuvo escondida. Ahora ella vive en Australia y padece del mal de Alzheimer; hace dos meses Edith fue a visitarla y aunque está lejos de ella, asegura que su espíritu siempre está a su lado.
Mientras que su hermana Magda también logró sobrevivir de Auschwitz, ahora vive en Baltimore, y se ha convertido en una campeona de bridge.
Auschwitz sí cambió la visión que Edith tenía de Dios, pues sus creencias se volvieron más fuertes, las oraciones le ayudaban a soportar el dolor físico, moral y mental que vivía.
Cuando ya creía que toda esperanza de vida se acababa para ella, llegó el ejército norteamericano para liberar a los miles de judíos que habían permanecido durante varios meses en el campo de concentración. En el caso de Edith y su hermana, fueron 15 meses de terrible prisión.
Edith yacía junto a una pila de cuerpos humanos, cuando se percató de la presencia de los soldados y comenzó a mover su mano. De ese modo, se dieron cuenta que se trataba de una sobreviviente más y la llevaron a un hospital donde se recuperó poco a poco.
Ahí fue donde conoció a su marido, también sobreviviente de Auschwitz, quien la llevo a vivir a los Estados Unidos.
Hoy forman una feliz familia junto a sus dos hijas y un hijo, quienes ya han convertido a Edith en abuela de cinco nietos.

Una cafetera olvidada


La escultura urbana localizada a espaldas del Teatro de Gómez Palacio es un símbolo de identidad lagunera

Reportaje publicado por El Siglo de Torreón el 16 de septiembre de 2003


GÓMEZ PALACIO, DGO.- Oxidada por el efecto del Sol, las pocas lluvias y el paso de los años, se levanta desde el punto en el que siempre permaneció. A espaldas del Teatro de Gómez Palacio Alberto M. Alvarado aparece tímida y al mismo tiempo con ganas de contar las muchas historias de las que ha sido testigo.
La cafetera es el recuerdo del romántico paseo que a diario experimentaban los laguneros de Torreón a Lerdo, en el punto intermedio, por la antigua carretera conocida como Auto-Club. Orgullosa, se levantaba de entre las fincas construidas en torno a ella, como testigo de la bonanza que vivía esta región en su época dorada, y ahora, olvidada, a regañadientes es el único vestigio de esos tiempos de prosperidad que no volverán.
Muchos la habrán visto en su cotidiano andar; otros la han ignorado a su paso sin saber el valuarte que constituye, como uno de los pocos símbolos con que cuenta Gómez Palacio, porque Torreón tiene el Cristo de las Noas o el mismo monumento que le hace honor a su nombre; mientras que Ciudad Lerdo tiene su célebre reloj o su famosa nieve, y el puente no es privativo de sólo una de las ciudades hermanas a las que une.
Ya no existen las fábricas que le dieron vida y a las que a su vez “alimentaba” con el vital líquido para la producción del Café Famoso y del Café Comercial. Don Juan de Aguiñaga fue quien mandó construirla con el afán de que no sólo fuera un tinaco, sino también el medio publicitario más efectivo para la venta de su producto.
“Mi papá era una persona que aprovechaba los recursos que tenía al máximo, y pensó que si construía un tinaco con la forma de una cafetera iba a llamar la atención”, recuerda Sarhelia Aguiñaga, uno de los siete hijos de don Juan.
Menciona el año de 1952 como la fecha en que don Juan mandó construir el tinaco con los herreros que tenía a su disposición. Estos hombres de los que se desconocen sus nombres, nunca imaginaron que estaban haciendo arte urbano, porque con las tendencias artísticas contemporáneas, esa cafetera se ha convertido en una escultura urbana, a la altura de las que realizan grandes artistas como Sebastián, Claes Oldenburg o Keith Edmier.
La cafetera era la referencia obligada para quienes transitaban la vieja carretera Auto-Club. Sarhelia recuerda todavía los pinabetes que adornaban el camino y en los que su papá amarraba el ganado que tenía en los establos de su propiedad.
Según explica, estos terrenos eran conocidos como Terryzas, sitio en el que don Juan construyó “Tostadores y Molinos de Café Famoso y Comercial” hacia 1950, y a donde se mudó con su esposa e hijos en 1952.
Hombre visionario, no se conformó con la fábrica de café y con los establecimientos comerciales que tenía en Torreón, sino que fue más allá al adquirir ganado lechero, que al multiplicarse pudo importar y más tarde le dio las bases para la creación del Centro de Inseminación Artificial Granja Aguiñaga.
De todas estas acciones, la cafetera fue testigo. En un principio fue color plata, lo que le daba un rasgo de veracidad; más tarde, don Juan optaría por teñirla de color naranja, debido a que se despintaba con facilidad. De ese tono queda muy poco, gracias al proceso de oxidación que todo objeto enfrenta con el paso de los años.
También pudo presenciar los juegos infantiles de los hijos de don Juan: Héctor, Humberto, Juan, Olivia, Guillermina, Sarhelia y Fernando Gerardo, escenas campiranas, todavía con el fresco y puro aire de una ciudad que apenas empezaba su crecimiento.
Según recuerda Sarhelia, la fábrica del Café Famoso y el Café Comercial cerró sus puertas hacia la década de los 60’s, porque a don Juan le interesó más dedicarse de lleno a sus otros negocios, principalmente el ganado.
Poco a poco fue vendiendo terrenos, pero los Aguiñaga siguieron viviendo ahí. La fábrica ya no funcionaba, pero el tinaco sí, pues abastecía de agua el hogar de esta familia.
Don Juan murió en 1989, y fue en 1999 cuando se vendió la última parte de los terrenos que ocupaba Terryzas, aunque la venta no incluía la cafetera, que se quedó como fierro arrumbado, relegado de su entorno social.
Además de cumplir con la función de hacer un análisis de la sociedad, la escultura urbana puede convertirse en el símbolo de identidad entre los habitantes de una región o ciudad. Quién puede asegurar que mañana a Gómez Palacio se le pueda asociar con la cafetera, como a Bruselas con el “Niño Meando”, o a Nueva York con la Estatua de la Libertad.
La cafetera no tiene dueño, y no estaría de más tomarla en cuenta para una restauración, o incluso una reubicación para que sea el símbolo de unión entre los gomezpalatinos.


LOS CONTEMPORÁNEOS
Son muchos los artistas contemporáneos que han hecho esculturas urbanas, en las que hacen figuras de objetos de uso común en el hogar, ejemplo de ello son:
CLAES OLDENBURG: Ha utilizado el proceso de “reblandecimiento” y agrandamiento de esculturas en teléfonos, máquinas de escribir, pintalabios e incluso tazas de baño. A pesar de ser objetos cotidianos funcionales, utilizan formas universales como el círculo, el cubo o el cilindro.
Los materiales de plástico blando y las curvas dúctiles similares al cojín, resaltan una ambigüedad sensual que conduce a asociarlos con pechos y órganos genitales. Estos aparatos domésticos establecen una relación prácticamente amorosa con las personas y adoptan rasgos antropomorfos. Como en una ósmosis, avanzan de una analogía a otra y, al hacerlo, casi consiguen alcanzar el objetivo utópico de Oldenburg de acabar con la división entre humanos y objetos.
EDUARDO PAOLOZZI: Para él, hablar de arte o de escultura moderna exige un lenguaje especial. Debe evitarse la utilización de clichés desgastados, de palabras que ni siquiera pueden indicar o arañar los miles de significados ocultos en los objetos y las estructuras.
KEITH EDMIER: El escultor norteamericano Keith Edmier no apuesta por el minimalismo ni por la abstracción, sino por la fuerza narrativa de contraposiciones, al parecer reconocibles. Aprovecha las experiencias allí obtenidas para crear sus imágenes y metáforas, que presenta de un modo en ocasiones hiperrealistas, en ocasiones biomorfo y surrealista.
Un aspecto central de sus trabajos es la superación de vivencias traumáticas de su niñez. Por ejemplo, “Sirene”, –un poste de plata con dos megáfonos amarillos, sobredimensionados, de resina sintética– alude a la sirena de una empresa que atormentó a Keith Edmier durante su niñez en Chicago.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

viernes, 13 de junio de 2008

Magnética atracción


Simplemente puedo definir mi pasión hacia el periodismo como una magnética atracción. Todo empezó una calurosa tarde de verano de 1993 en la Escuela Secundaria Técnica No. 1. Estaba en los bebedores cuando comenté que a mi me gustaría estudiar comunicación, a pregunta de mis amigas que por esas fechas empezaban con los cuestionamientos de la orientación vocacional. No sé porqué lo dije, pero desde entonces supe que quería convertirme en reportera. Al principio quería entrar a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, pero cuando iba al Cetis 59 me enteré que existía la carrera de Periodismo en la Universidad Autonóma de La Laguna (UAL) y me marqué como meta estudiar ahí. Durante cuatro años me preparé en este oficio tan noble como exigente.
Aunque siempre he dicho que mi "alma mater" es Noticias de El Sol de La Laguna, porque ahí fue donde publiqué mi primera nota en septiembre de 2001. No fue la gran cosa, pero se publicó en portada porque hablaba de la campaña "Vamos a limpiar el mundo, limpiemos Torreón". A partir de entonces me quedé como encargada de la sección de Cultura, Espectáculos y Sociales, tiempo durante el cual pude entrevistar a mi queridísima Elena Poniatowska, a quien le pregunté sobre uno de mis temas favoritos, el movimiento estudiantil de 1968. Vino a presentar su libro Piel de Cielo en el Museo Regional de La Laguna y yo quedé encantada con su sencillez y con su inteligencia. También pude estar en la Rockola Coca Cola y entrevistar a OV7 y Ragazzi, de mis primeros encuentros con el mundo del espectáculo en el Estadio Revolución. Otro de mis eventos memorables fue el concierto de Sin Bandera en la entonces Tambay. Realmente amaba mi trabajo en Noticias, adoraba ir cada mañana a checar entrada y luego estar atenta a las órdenes de nuestro jefe de redacción Javier. Pero en febrero de 2002 surgió una oportunidad en El Siglo de Torreón, que dudé mucho en aceptar. De hecho, fue hasta junio de ese año que me decidí a llevar mi curriculum. Me hicieron la entrevista y me dijeron que cuándo podía empezar a trabajar. La verdad me dio mucha tristeza dejar Noticias y sobre todo dejar a Miguel, mi gran amigo y maestro a la hora de reportear. Pero fue él quien más me dio ánimos para emprender el vuelo, porque me dijo que tenía que crecer y que Noticias ya no era suficiente para mi. Con todo y mi tristeza, pero con mucha emoción por emprender una nueva aventura, empecé a trabajar en El Siglo el 17 de junio de 2002, 13 días antes de mi graduación de la UAL. Así que tenía que darme prisa para terminar el trabajo antes de las 3:00 de la tarde, pues tenía que salir volando todavía rumbo a la escuela. Fueron días agitados, pero guardo muy gratos recuerdos de aquél entonces. Mi labor como coeditora de la sección Nosotros consistía en salir a reportear cada mañana las fuentes culturales, es decir, cubrir ruedas de prensa y visitar las diversas instituciones, teatros y museos en busca de la nota. A mi nunca me ha gustado quedarme con la "declaración", así que siempre he tratado de ir más allá, en busca de una crónica que le dé otra perspectiva al lector. Otra de mis tareas como coeditora era quedarme al frente de la sección cuando mi jefa Vero descansara (los domingos) o cuando saliera de vacaciones. Pronto empecé a querer este nuevo trabajo, ahí descubrí la adrenalina de una redacción en pleno y el verdadero amor hacia mi carrera. En enero de 2004 me ascendieron a editora de Nosotros. Alejandro, mi subdirector editorial, puso su confianza en mi y me cedió la responsabilidad de editar una de las secciones más importantes y de mayores ventas del periódico. En un sábado, mi récord fue hacer 72 páginas distribuidas en 3 cuadernillos. Una labor muy extenuante, que me dio mis mejores momentos de gastritis y migraña, pero igual de gratificante. Además, tenía que encargarme de Cultura, que era mi verdadera pasión, aunque ya no tenía que escribir con tanta regularidad, algo que realmente extrañé. Pero como jefa, pude darme el lujo de seguir cubriendo cuantas veces se me antojara, así que no abandoné para nada mi vocación de escribir. Esta etapa también fue muy reconfortante, pero después de 3 años me sentía un tanto estancada y decidí emigrar para cumplir una de mis metas: Irme a Los Ángeles para estudiar inglés y buscar una oportunidad en el periodismo. Mi último día en El Siglo fue el 7 de octubre de 2007. No puedo negar que sentí una gran tristeza despedirme de la redacción y de mis amigos, pero sabía que algo bueno me esperaba allá afuera y así fue. Luego de asistir a un curso en el Santa Ana College, conseguí un internado en el periódico latino Excélsior, hijo menor del importante The Orange County Register. Las condiciones no pudieron ser mejores, el periódico estaba muy cerca de mi casa y además de traducir notas del inglés al español y viceversa, podía cubrir eventos, como los Óscares en Hollywood, una de mis mejores experiencias hasta ahorita. Nada más que extrañaba demasiado el calorcito y los terregales de Torreón, así que decidí regresar luego de 6 meses de mucho aprendizaje más que todo humano. Ahora sigo escribiendo para ellos, como corresponsal de Deportes, una de las secciones para las que siempre había querido trabajar, que de hecho en El Siglo de vez en cuando me dejaban hacerlo. Y también sigo escribiendo para el mismo Siglo, en cualquier tema y sección. Y es que podría dejar de hacer muchas cosas, menos dejar de escribir. Amo mi profesión y sé que no me equivoqué al elegirla.